El nśmero de casos de COVID en la comunidad latina ha sido mucho m‡s alta que otros grupos Žtnicos y raciales en los Estados Unidos. No por causas biol—gicas, no por causas de nuestra bella cultura latina, sino por causas socioecon—micas que muchos de nosotros compartimos, como es la pobreza, el acceso limitado a atenci—n mŽdica, acceso limitado a atenci—n mŽdica con capacidad cultural y capacidad del lenguaje apropiado para entender a nuestros vecinos hispanos. Muchos de nuestra comunidad hispana trabaja en empleos de servicio que se exponen al virus en la comunidad. Muchos de nuestra comunidad no tienen seguro mŽdico para acudir a atenci—n temprana, acudir informaci—n adecuada para prevenir y cuidar el COVID-19 en casa. Muchos de nosotros tenemos que vivir en hogares multigeneracionales, donde vivimos con muchas personas, que contribuye a transmitir el virus mucho m‡s f‡cil. Y todas estas limitaciones tambiŽn se traducen al limitado acceso al vacuna, ahora que est‡ disponible la vacuna para tratar de parar esta pandemia tan dif’cil. Viendo el posible final de esta pandemia, quisiera tambiŽn reflexionar y agradecer a nuestra instituci—n, el Sistema de Salud de la Universidad de Virginia, que desde el principio comenz— a reconocer que nuestra comunidad latina estaba sufriendo desproporcionablemente de la pandemia del COVID-19. Comenzamos a responder en dar acceso telef—nico en espa–ol a necesidades de la comunidad. Comenzamos a responder a hacer pruebas de COVID-19 en la comunidad. Y ahora ya temenos meses trabajando para confirmar y asegurar que la vacuna sea distribuida de una forma equitativa, especialmente en las comunidades que han sufrido m‡s de esta pandemia.